Alude a un raspón superficial en la piel. Suele suceder con mayor frecuencia en edades tempranas, donde nuestros niños del norte neuquino -afortunadamente- aún no han querido o no han sabido cultivar el bello arte de estarse quietos. Según estudios científicos a los que accedimos con métodos poco científicos (por no decir cuasi-delictivos), los raspillones ocurren de acuerdo a la siguiente distribución:
-45% al bajar corriendo los cerros.
-22% en calles cuesta abajo (de las cuales un 87% se producen por caídas en bicicleta; un 8% por bajar corriendo y el 5% restante como producto del pintoresco estado en que se encuentran las veredas).
-19% en encuentros deportivos.
-9% en situación de robo de frutas (actividad que, lamentamos hondamente, puede estar en vías de extinción).
-5% otros (haciendo mandados, huyendo de una catuta, corretiando al costado de la acequia mientras se sigue un barquito, etc).
Su cualidad más importante es la sensación de ardor que produce y la subsecuente injuria lanzada al aire a modo de exorcismo del dolor.
Ej1: Ayy (pronunciado sin hache por más doloroso que resulte el raspillon)
Ej2: Lo charquie y se raspillo toda la rodilla el culiao.
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